Bodega Vía Romana

La Bodega Vía Romana es una bodega ubicada en la DO Ribeira Sacra, Galicia, en la subzona de Chantada. Tiene sus raíces en una casa solariega del siglo XVI y toma su nombre de una antigua calzada romana que transportaba los destacados vinos de la región. Su viñedo, desafiante pero privilegiado en las riberas del río Miño, es una vista impresionante desde la bodega.

Su historia comienza en 1998 cun su primera cosecha, en ella la Bodega Vía Romana dió comienzo a su filosofía abrazado la calidad y la tradición, así como un tributo a la vida sin prisas, como el proceso de elaboración de sus vinos. Este «slow life» es su modo de vida, creyendo que las cosas más importantes deben hacerse con tranquilidad.

La DO Ribeira Sacra abarca varias subzonas a lo largo de los ríos Miño y Sil, y Vía Romana se encuentra en la subzona de Chantada. La pasión por la viticultura en esta región se refleja en la calidad de los vinos, y Vía Romana es un ejemplo destacado de esta tradición vinícola que se remonta a la época de los romanos.

Los viñedos de la Bodega Vía Romana abarcan 16 hectáreas en laderas que se encuentran en los valles y barrancos del río. Estos viñedos son conocidos por producir uvas con sabores intensos y cosechas limitadas. La vendimia se lleva a cabo de manera manual y desafiante, a veces incluso con viticultores accediendo a través de senderos o incluso cruzando el río, lo que se conoce como viticultura heroica debido a las difíciles condiciones del terreno.

En la Ribeira Sacra, estas condiciones únicas hacen que los viñedos sean escarpados, con pendientes que pueden llegar al 100%, lo que impide el uso de maquinaria y requiere un trabajo meticuloso y 100% manual. Este enfoque selectivo garantiza rendimientos bajos, con cada cepa produciendo no más de 3 kg de uvas, lo que a su vez permite la elaboración de vinos excepcionales y únicos en calidad.

Además se ven influenciados por un clima con características mediterráneas, marcado por temperaturas agradables, baja humedad y precipitaciones limitadas. Los vientos que soplan en la región, ayudados por la topografía de los valles, también contribuyen a darle un carácter distintivo a los vinos. El suelo, principalmente franco-arenoso, la altitud promedio de 350 metros y la orientación sureste de los viñedos, junto con pendientes de hasta el 75%, crean un ambiente ideal para que las cepas, con edades que oscilan entre los 12 y los 60 años, produzcan uvas de una calidad extraordinaria.