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Bodega Don Bernardino
Bodega Don Bernardino se encuentra enclavada en una histórica edificación de piedra, en el pintoresco enclave de Santa Cruz de Brosmos, perteneciente al municipio de Sober, ubicado en la provincia de Lugo – Galicia.
Pertenece a la prestigiosa Denominación de Origen (DO Ribeira Sacra), región que dio lugar a los inicios de la viticultura en España, marcados por la presencia de los romanos, cuyas pruebas históricas nos remiten a la transportación de los vinos de esta región hasta Roma para satisfacción de los césares. Esta rica herencia no se detiene ahí, ya que la llegada de anacoretas y la influencia del cristianismo impulsaron la relación entre la viticultura y los monjes de diversas órdenes que habitaron las riberas de ríos como el Miño, Sil, Lor, Bibei, entre otros. Estos lugares albergan vestigios y tesoros arquitectónicos del románico, que cuentan la historia de una cultura vitivinícola transmitida a lo largo del tiempo.
La historia de esta bodega se entrelaza con el compromiso incansable de Bernardino Rodríguez en los años 50, cuando la viticultura en la región de Amandi era un riesgo. Mientras otros abandonaban viñedos, Bernardino preservaba la tradición familiar y sus viñedos ancestrales. Luego, en los años 90, su hijo Emilio Rodríguez tomó las riendas de la bodega, elaborando vinos tradicionales de alta calidad y continuando la legendaria labor vitivinícola.
El viñedo creció y prosperó bajo la visión de futuro de Emilio Rodríguez, abarcando más de 10 hectáreas y otras 5 hectáreas controladas por pequeños viticultores locales bajo su dirección. Esta expansión ha permitido la producción anual de aproximadamente 60.000 botellas de vinos de excepcional calidad, centrados en la variedad reina de la zona, la Mencía.
La Bodega Don Bernardino fué renovada y modernizada en 1999 con la última tecnología en vinificación, manteniendo su compromiso con la calidad desde entonces.
Desde su renovación, la bodega ha sido un faro de excelencia vinícola, gracias a una selección meticulosa y artesanal de la materia prima. En 1997, se alcanzó un hito al crear el primer «Mencía» de la Denominación de Origen envejecido en barricas de roble, marcando el inicio de una tradición que perdura. En épocas excepcionales, como los años de cosechas sobresalientes, se comercializan alrededor de 15.000 botellas de este vino distinguido.