Ermita del Conde Paraje de San Roque

Variedades:

Tempranillo 75%
Albillo mayor 20%
Bobal 5%

Características:

Ermita del Conde Paraje de San Roque es un vino tinto plurivarietal elaborado con las variedades de uvas Tempranillo, Albillo mayor y Bobal. Tiene una graduación alcohólica del 14.5% Vol y está elaborado por la Bodega Ermita del Conde. Pertenece a la Denominación de Origen (IGP Castilla y León).

Elaboración:

El Paraje de San Roque es un área que alberga 19 pequeños viñedos con una orientación sureste y una altitud que oscila entre los 1.006 y 1.012 metros sobre el nivel del mar. Estos viñedos se caracterizan por un suelo arcillo-ferroso en la superficie, con presencia de roca caliza a 1.2 metros de profundidad, la cual se encuentra muy fragmentada debido a las duras condiciones climáticas. Las vides enraízan profundamente en busca de agua y nutrientes.

La cosecha se lleva a cabo manualmente, con las uvas siendo recolectadas en pequeñas cajas para mantener su integridad. Posteriormente, las uvas se introducen en una cámara de frío a 4 ºC durante 12 a 24 horas. Luego, se realiza una doble selección de uva, primero a nivel de racimos y luego a nivel de bayas, en una mesa de selección. Las uvas apenas son estrujadas y se depositan en un depósito de hormigón, donde las levaduras naturales presentes en la viña llevan a cabo la fermentación. La maceración de los hollejos dura 21 días, sin realizarse bombeados. Tras el prensado, la fermentación maloláctica tiene lugar en el mismo depósito de hormigón.

El proceso de envejecimiento de este vino tiene una duración de 24 meses en fudre de roble francés de 2.500 litros y con 3 años de antigüedad. La madera ha sido secada durante un mínimo de 4 años y se remueven las lías durante los primeros 6 meses de envejecimiento.

Cata:

Se presenta con un atractivo color rojo picota con destellos azules.

En la nariz, despierta los sentidos con sus aromas a frutas del bosque como moras y grosellas negras, matizados por sutiles notas lácteas y especiadas, culminando en un final balsámico que evoca el monte bajo.

Al probarlo, se revela como un vino muy intenso y fresco, de textura sedosa y agilidad en el paladar, con un prolongado posgusto que deja una impresión frutal a bayas silvestres y regaliz.